Titanic: 3 curiosidades sobre el filme que sigue atrapando

El 25 aniversario de la aclamada Titanic está a la vuelta de la esquina, y hay 3 cosas que quizás no sabías sobre la película del barco más famoso

Titanic sigue sonando en nuestros oídos incluso después de 84 años… No, en realidad 25. Porque el vigésimo quinto aniversario de la famosa película dirigida por James Cameron y protagonizada en manos de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, será este próximo 19 de diciembre.
Por esas razones, te acercamos 3 curiosidades de esta romántica epopeya, y circunstancias que luego fueron utilizadas por el director para dar forma no sólo a tan magnánima historia sobre esta embarcación, sino también a la inolvidable e icónica historia de amor entre Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater.

La historia de amor de Jack y Rose puede tener varios orígenes

Mucho se ha especulado sobre de dónde salieron estos dos personajes que se embarcaron no sólo en el barco sino en una trágica historia de amor. Hay al menos tres teorías que se barajan en cuanto a nombres, historias y aportes que el mismo Cameron ha dado a lo largo de los años.

La primera de todas radica en los nombres, ya que el Titanic sí tuvo un pasajero que figuraba en las listas como J. Dawson, lo que hizo pensar a muchos que Jack Dawson, el personaje de DiCaprio, era real. Pero esa ‘J’ correspondía a Joseph, y su historia era completamente diferente.

Cuando se produjo el impacto con el iceberg, al parecer Dawson logró tomar sus pertenencias e identificaciones, pero el joven que había llegado al Titanic buscando trabajo, no logró salvar su vida.

El cuerpo fue recuperado y enterrado en el cementerio de Fairview en Halifax, Nueva Escocia, junto a otras 121 víctimas del naufragio. Por años, la tumba estuvo olvidada, pero el estreno de la película trajo a decenas de fans con flores para la lápida, creyendo que se trataba del personaje de DiCaprio.

El entusiasmo por esa tumba fue tal, que los productores salieron a aclarar que Jack nada tenía que ver con el joven ahí enterrado, pero poco importó.

En cuanto a Rose, la inspiración declarada por James Cameron para crear al personaje no tiene nada que ver con el barco, sino con la artista Beatrice Wood. El director estaba leyendo su autobiografía durante el desarrollo de la producción de la película, y acabó por plasmar aspectos como el amor de la mujer por el arte o su familia adinerada.

Historias de amor a bordo del icónico trasatlántico hubo muchas, siendo estas dos las más recordadas, ya que una de ellas se emuló en la película con referencias muy notorias para los personajes de Jack y Rose, pero otra sólo podría ser tomada a modo de inspiración para una de las escenas.

La primera romanza está casi calcada de manual a lo que se vio en el filme de Cameron: La historia de un joven humilde que se enamora de una mujer acomodada que ya estaba comprometida a alguien más. En este caso hablamos de Madeleine Astor y Emilio Portaluppi.

Él era un albañil italiano, ella la esposa del magnate John Jacob Astor IV, héroe de guerra, dueño de una cadena de hoteles y varias empresas. La mujer había conocido a Portaluppi en Nueva York y ambos estaban secretamente enamorados.

El se hizo fama en su rubro, porque había realizado los relieves del imponente edificio de la Bolsa de Valores de la Gran Manzana, pero después de ese trabajo, con el dinero ganado decidió visitar a su familia en Italia. Así lo hizo y cuando terminó la visita, quiso regresar a Estados Unidos en el barco Oceanic II.

Pero un telegrama cambió tanto sus planes como su destino, ya que los caminos de Portaluppi se cruzaron con los de Madeleine nuevamente, cuando ella volvía con su marido de unas vacaciones en Egipto, y el magnate pedía que se uniera a ellos en la travesía, porque deseaba contratarlo para realizar unas estatuas para su villa de Newport.

Para convencerlo le propuso viajar en el barco más imponente y moderno de ese momento: el Titanic. Astor IV le sacó a Portaluppi un pasaje en segunda por el que pagó 12 liras y luego abonó las 247 liras que costaba el boleto de primera. Lo cierto es que fue Madeleine quien persuadió al esposo de convocar e invitar a compartir viaje con el italiano.

Lo que sí se sabe es que el 14 de abril de 1912, la misma noche en que el trasatlántico se estrellaría contra el iceberg, Portaluppi cenaba con los pasajeros de primera por invitación de los Astor, a pesar de que éste viajara en segunda categoría.

El albañil contó en conversación con Discovery News que cuando el barco se empezó a hundir, saltó al mar, nadó hasta una gran pieza de hielo flotante y logró mantenerse a flote hasta ser rescatado. Otra versión asegura que logró subir a un bote salvavidas, pero cayó al agua y nadó durante dos horas hasta que fue rescatado.

Estas historias dispares tiene origen en su demanda contra los propietarios del barco, donde aseguró el tiempo que se mantuvo flortando en las frías aguas del norte:

Estuve en el agua del Océano Atlántico durante más de dos horas, sufriendo un dolor insoportable de cuerpo y agonía mental, y me han causado y me causarán un gran dolor y sufrimiento

Cabe aclarar que Portaluppi salvó su vida, lo mismo que Madeleine, no así su marido Astor IV, que murió en la tragedia.

La otra historia involucra a los dueños de las tiendas departamentales Macy’s, que viajaban en primera clase: Ida e Isidor Straus, quienes cumplían 50 años de casados. Cuando el lamentable accidente ocurrió, la Sra. Straus se encontraba dentro del bote salvavidas con su trabajadora doméstica y se rehusó a irse, al ver que se quedaría viuda.

Se levantó, le dio su abrigo de piel a su empleada, y le contestó a uno de los tripulantes que le preguntó a Ida por qué estaba haciendo tal cosa:

He estado con este hombre durante 50 años. A donde él vaya, yo voy

Ida Straus y su marido fueron de las pocas personas de primera clase en hundirse en el barco. Esta historia pudo saberse gracias a su empleada, que llegó sana y salva al puerto de Nueva York.

Lo último que se sabe es que su hijo fue en busca de los cuerpos de su padres, pero sólo encontró el de su papá. Se dice que fue uno de los funerales más largos hasta la fecha en la historia de la Gran Manzana, e incluso se cree que inspiraron no sólo la recordada frase de Tú saltas, yo salto, sino a una de las escenas más conmovedoras de la película.

Esta historia pudo haberse utilizado para recrear a la pareja de acaudalados ancianos que se acuestan en la cama abrazados, esperando el descanso eterno mientras el agua sube. Pero aunque esto pudo haber sido rescatado por Cameron para la producción del filme, él nunca lo admitió.

Di Caprio no quería leer sus diálogos en el casting de Titanic

En un video publicado en GQ, donde se realizaba una retrospectiva a la carrera de James Cameron, el cineasta ganador del Oscar dedicó varios minutos a hablar del film inspirado en el hundimiento del famoso barco. El director reveló que un comentario del Leonardo DiCaprio durante el casting casi lo deja afuera del proyecto que lo catapultó a la fama mundial.

Además de hablar sobre su idea inicial de reconstruir todo el barco para la grabación y de su interés por Gwyneth Paltrow para el papel de Rose antes de conocer a Kate Winslet, Cameron se explayó sobre el casting de DiCaprio como Jack, que estuvo a punto de fracasar por la mala actitud del actor durante las audiciones:

Hubo una reunión con Leo y luego hubo una prueba de pantalla con él […] La reunión fue divertida porque estaba yo sentado en mi sala de conferencias simplemente esperando a conocer a un actor. Cuando miro a mi alrededor, todas las mujeres de la oficina estaban ahí, todas querían conocer a Leo. Fue muy gracioso

El cineasta tuvo una sobresaliente primera reunión con DiCaprio, que le encantó a todo el mundo. Por eso le pidieron que volviera para una lectura con Winslet, que ya había sido contratada. Allí, la cosa no fue tan amena como al principio:

Volvió un par de días después y yo tenía la cámara preparada para grabar el vídeo. Él no sabía que iba a hacer una prueba, pensó que era otra reunión para conocer a Kate, así que le dije: ‘Ok, vamos a ir a la habitación de al lado, hacemos unas líneas y las voy a grabar’. Y él dijo, ‘¿Querés decir que voy a tener que leer?’. Le dije, ‘Sí’ y él dijo, ‘Oh, yo no leo.’ Le di la mano y le dije: ‘Gracias por venir’

Cameron continuó con su relato, donde le dio las razones a DiCaprio por las que lo despediría de la producción si no leía sus líneas:

Enseguida él me dijo: ‘Espera, espera, espera. ¿Si no leo no consigo el papel? ¿Así de simple? Y yo le dije: ‘Sí ¡Vamos! Esta es una película gigantesca que a mí me va a llevar dos años de mi vida mientras que tu vas a estar afuera haciendo otros cinco proyectos durante el tiempo en el que yo trabaje en la postproducción. Esa es la razón por la que no voy a fastidiarme y tomar una decisión equivocada en el casting, por lo que vas a leer o no vas a conseguir el papel

DiCaprio accedió al pedido a regañadientes y se mostró indignado hasta que la cámara estuvo rodando, donde Cameron lo vio transformarse en Jack:

Arrancó y fue como si cada gramo de todo su ser impusiera un sentido negativo al momento, hasta que dije, ‘Acción’. Entonces se convirtió en Jack […] Kate se iluminó y representaron la escena. Se habían abierto nubes oscuras, y un rayo de sol bajó e iluminó a Jack. Yo dije: ‘Muy bien. Él es el tipo’

El diamante azul era real, ¿Sí o no?

Aunque el Corazón del mar no existe, el collar de Rose estaría basado en dos joyas reales con historias fascinantes, que dan otro significado al filme protagonizado por Kate Winslet y Leonardo DiCaprio.

La principal inspiración de los creadores de la cinta para elaborar esta pieza única de joyería es el llamado diamante Hope, un espectacular diamante azul de más de 45 quilates, que se presume ser un objeto maldito, debido a los orígenes del mismo.

La segunda es un collar rescatado del naufragio del Titanic con una curiosa similitud al de la película, que perteneció a otra historia de amor funesta.

El diamante Hope ganó su mala fama a inicios del siglo XX, luego de que medios como Washington Post publicaran reportajes sobre las tragedias que sufrieron muchas de las personas que lo poseyeron o lo usaron.

Según la leyenda, y acuerdo a varios informes, presuntamente fue robado de un santuario dedicado a la diosa Sita en la India. Karl Shuker, escritor del libro The Unexplained, describió el origen de la llamada piedra maldita:

Brillaba en la frente de un ídolo de un templo indio, hasta que un sacerdote hindú ladrón la arrancó impíamente, cuyo castigo por este acto profano fue una muerte lenta y agonizante… […] Aparentemente fue desenterrado en las minas de Golconda por el río Kistna en el suroeste de la India, e hizo su debut europeo en 1642, cuando fue comprado por un comerciante francés

El escritor se refiere a Jean-Baptiste Tavernier, un viajero galo que vendió el diamante al Rey Luis XIV por una alta suma, pero que tuvo un fatídico final, porque el mercante tras poseer el diamante, fue mutilado hasta la muerte por una jauría de perros salvajes.

La joya perteneció a la familia real francesa hasta que lo robaron en plena Revolución Francesa en 1792, por lo que los reyes Luis XVI y María Antonieta, quienes murieron decapitados, son citados como víctimas de la maldición. Luego el diamante estuvo perdido durante dos décadas hasta que reapareció en Londres.

En 1839, fue comprada por Henry Thomas Hope. A partir de entonces, el diamante empezó a llamarse diamante Hope. Después de su muerte, pasó a manos de varios propietarios, entre ellos, el joyero Pierre Cartier.

Cartier le dio un nuevo montaje (el mismo que tiene hoy) enmarcando el diamante Hope con 16 diamantes incoloros para vendérselo a la socialite Evalyn Walsh McLean en 1911. No obstante, un par de años después de su muerte, un tribunal ordenó la venta de su colección para cancelar deudas y reclamos de su patrimonio.

El diamante Hope y el resto de sus preseas fueron adquiridas por el joyero Harry Winston en 1949. Luego de exhibirlo en varios espacios durante años, el comerciante decidió donar el diamante azul al Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana en 1958. Desde entonces, se exhibe en ese lugar.

Todo nos daría a entender que esta maldición podría existir en el mundo donde se desarrolla la película, y que los pasajeros del Titanic serían víctimas del maleficio del diamante Hope.

Asimismo, se dice que existe otra inspiración para el Corazón del mar. Se trata un collar de diamantes y zafiros que poseía una de las pasajeras del TitanicKate Florence Phillips.

De acuerdo a la BBC, la mujer recibió la prenda como regalo de su amante, un empresario casado llamado Henry Samuel Morley, con quien viajaba en el trasatlántico, al parecer, la pareja se había embarcado para comenzar una nueva vida juntos en Estados Unidos.

Cuando la nave comenzó a hundirse, Kate logró entrar en uno de los botes, se salvó, y aquella madrugada, tenía puesto el collar por lo que lo conservó. Su amante, sin embargo, no sabía nadar y murió en el Atlántico Norte. Al llegar a Norteamérica, la mujer descubrió que estaba embarazada.

Hay quienes aseguran que esta trágica historia fue la inspiración de Cameron para escribir la cinta de 1997, como David Scott-Beddard, curador de las arcas de White Star Artefacts y miembro del Nomadic Trust, el principal artífice de que este objeto se exhibiera en el Nomadic, un barco atracado cerca del complejo Odyssey de Belfast:

Este colgante es del Titanic y fue la inspiración de James Cameron para escribir la historia de amor que incluyó en su película con Kate Winslet